“Educación y nuevas
tecnologías: los desafíos pedagógicos ante el mundo digital.”
Texto de Dussel Inés y Quevedo Luis Alberto
En
el presente documento, los autores trata un tema con mucha resonancia en la
actualidad, en especial en el ámbito escolar.
La
inserción de las nuevas tecnologías a la escuela, según los autores, depende
fundamentalmente de las políticas públicas del sistema educativo que se
adopten, como así también de los adultos que forman parte de este sistema y
que, en definitiva, son los que llevan a cabo la tarea de enseñar. Y es en la
escuela dónde se posibilita la equidad, no sólo en el acceso a las nuevas
tecnologías sino también a las nuevas formas de acercarse al conocimiento.
Este momento histórico está caracterizado por
los grandes “cambios” en nuestra sociedad y es la escuela la que debe servir de
andamio para apropiarse de los nuevos procesos de aprendizaje. Para ello, la
escuela debe ajustarse a este fenómeno de convergencia digital.
Estas tecnologías han planteado otras
acepciones de ciertos conceptos que habitan en nuestra sociedad; se han
replanteado las relaciones entre lo privado y público, lo individual y lo
colectivo, lo local y lo global, entre otros.
En líneas generales, la escuela actual
pareciera advertir las transformaciones que van surgiendo en materia digital,
sin embargo aún no pueda darle el lugar que es necesario para afrontar los
nuevos desafíos educativos. Los autores aseveran que la escuela advierte en la
presencia de esta tecnologías como una irrupción en el trabajo escolar; se
evidencia cierta reticencia a aceptar el ingreso de lo digital como parte de un
nuevo proceso de apropiación y acercamiento a los conocimientos. Dussel y
Quevedo hablan de una “ecología de
medios” para referirse a la convivencia de diferentes tecnologías (tanto
actuales como anteriores).
Desde el plano educativo, el ingreso de las
tecnologías actuales plantean la resignificación de ciertos procedimientos: el
lugar de la creatividad, la autocorrección, exhibición, etc. Estos nuevos
procedimientos permiten una nueva interacción frente a las prácticas
culturales. Además, internet brinda un gran repertorio de la cultura visual y
una gran biblioteca sin embargo la escuela permanece en la postura del
acercamiento al conocimiento mediado por el docente (el conocimiento debe estar
bajo el control de la institución). Los autores plantean la necesidad de
empezar a enriquecer las prácticas educativas mediante las posibilidades que
nos brindan las nuevas tecnologías. Dussel y Quevedo aseveran, en referencia a
la posición de los alumnos frente a las nuevas tecnologías: “Este lugar de ‘expertos’ los coloca en una
posición no exenta de tensiones con respecto a sus compañeros y a los adultos
presentes en el aula, pero también cabe decir que es muy relevante para los
alumnos sentirse seguros y competentes en ámbitos específicos de conocimiento.”
(página 43).
Otra relación no menor que se viene dando es el
vínculo entre la palabra y la imagen que propician las tecnologías digitales. Si
la escuela pudiera apropiarse de ellas, facilitaría en gran medida los procesos
de alfabetización en los primeros años de la escolaridad y acrecentaría las producciones
en años más avanzados, desde mi opinión. Claro es que para poder incorporar al
trabajo escolar habitual estas tecnologías actuales es importante que se cuente
con los equipos apropiados, no sólo en calidad en el funcionamiento sino en
número suficiente para que todos puedan acceder a ellas. Pero los autores
afirman “(…) cabe alertar sobre la
reducción de estas transformaciones a cierto fetichismo tecnológico que cree que
la presencia de los aparatos producirá per se otra relación con el
conocimiento, y que sobreestima la capacidad de transformación de los aparatos
por sobre sus condiciones de recepción, apropiación y modos de uso. (…) el
conocimiento no está en las computadoras.” (página 35). Con esto dejan en
claro la importancia de repensar, no sólo la formación docente basada en estos
nuevos conceptos, sino también de redireccionar los formas de acceso a los
conocimientos y dar sentido al uso de las tecnologías digitales. Entre los
nuevos conceptos a debatir en el contexto escolar, según los propuestos por los
autores, está la estrategia 1 a 1 (trabajo individualizado para cada alumno con
la computadora). Como ya se mencionó anteriormente es importante que las
políticas educativas sean las que propicien y promocionen el acceso a las
tecnologías de la era digital (tanto con equipos como con disponibilidad de
redes a internet). Si un docente posee una formación “precaria” en relación a
la complementación e integración del trabajo escolar con las nuevas
tecnologías, el cambio de paradigma resulta insostenible, afirman los autores: “Esta tensión no es todavía el eje de la
formación docente, y quizá debería comenzar a serlo, para tener más efectividad
en lograr otras formas de trabajo en el aula. La formación docente no parece
haber resuelto, o al menos no todavía, de manera adecuada estas tensiones
pedagógicas y de vínculo con el conocimiento que introducen las nuevas tecnologías.”
(página 55). Y aseveran: “Parece necesario combinar el saber técnico
con un saber pedagógico y cultural que permita entender el tipo de
transformaciones que estamos viviendo, y al mismo tiempo de orientaciones
concretas sobre cómo proceder con estas tecnologías en el tiempo y espacio del
aula y en la realidad concreta de las instituciones escolares.” (página
55).
Habría que empezar a pensar en “competencias
tecnológicas2 y dejar a un lado esta actitud de conservadurismo en las
instituciones educativas frente a las TICs. Como plantean Dussel y Quevedo, el
desafío está en poder comprender por qué y cómo es necesario trabajar con las
TICs en la escuela, como así también los procesos necesarios para realizar
reflexiones pertinentes sobre su uso y acceso al conocimiento. Para finalizar,
una reflexión de los autores: “La
mediación del mundo adulto sigue siendo fundamental, y quizá más todavía en
esta cultura dominada por la proliferación de signos.” (página 74).
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